Formamos parte del nuevo relato humano,

que en épocas anteriores adoptó la

forma de épica, saga o novela y ahora se

exhibe en pantallas de televisión

y monitores de ordenador.

(Bauman)

 

Mi cabeza tiene precio, temo por mí

vida si quieren me hinco y que las

mujeres de esta sala me pateen.

(Fofo Márquez)

 

 

            El paradigma planteado desde la idea de progreso, nos ha hecho creer que el dominio de la naturaleza a través de la razón significa el constitutivo fundamental del perfeccionamiento del entorno y, por ende, el aprovechamiento perfecto de los recursos que se nos brindan como seres humanos.

La capacidad que como seres humanos tenemos para adaptarnos y transformar nuestros entornos, ha significado que la humanidad participe en un proceso sumativo, algunas veces vicioso, otras virtuoso y muchas otras engorroso, en el que, el paso del tiempo y la acumulación de conocimientos interactúan para conformar un camino ascendente, histórico.

El progreso de esta interacción conduce al hombre a plantearse sobre sí y lo que le rodea, preguntas fundamentales que generalmente lo llevan a avanzar respecto de aquello que le confiera sentido a su existencia, la búsqueda de sentido se ha convertido en uno de los motores antropológicos e históricos del ser humano.

Cuando este motor confiere su significado a una lógica de carácter utilitarista y mercantil entonces el sentido de la vida de la humanidad se lee en términos contables de tal modo que los tangibles sean los que determinen la valía y pertinencia de los sujetos.

Una sociedad de consumo interpreta a sus miembros en lenguaje bursátil, pragmático y mercantil, donde el individuo es parte determinante de la producción pero más determinante es la fase del consumo, mientras que la idea antigua de progreso planteaba un paradigma de perfección, el planteamiento del consumo propone un paradigma de satisfacción.

Las implicaciones de una sociedad de consumo así como sus consecuencias y miserias son más que evidentes en nuestros días, la cantidad de remanentes humanos que ‘bota’ el sistema consumista crece a raudales, donde la categoría de consumo se complejiza con la categoría del espectáculo, el entretenimiento viene a ocupar la piedra angular de la narrativa contemporánea.

Con el avance de la tecnología y con ello del internet, las posibilidades se multiplican exponencialmente, expertos afirman que a partir de la pandemia del Covid-19 las virtualidad ejerció una influencia determinativa en el modo de interactuar de la humanidad y de un modo más apabullante en las nuevas generaciones.

La híper estimulación que ofrece la virtualidad transfiere al individuo un sinfín de posibilidades y ventanas al mundo web, dichas ventanas proponen la ilusión de la participación directa e inmediata en una ‘realidad aumentada’, ya hace algunos años Naief Yehya advertía este fenómeno, con mucha emoción, aunque, muchos de nosotros, lo advertíamos con mucha preocupación.

Esta realidad virtual nos ha llevado a escalar en el mundo web de manera vertiginosa, mezclando emociones, pasiones, creencias, ideales y por supuesto espectáculo y entretenimiento haciendo que, el flujo e influencia de las llamadas redes sociales trastoque la frontera de lo real y lo virtual.

Podemos referir un sinfín de ejemplos al respecto, sin embargo resultaría ocioso; simplemente enunciaremos ciertas características que confluyen en el fenómeno antes mencionado, la necesidad de interactuar permanentemente con una interfaz virtual se ha convertido en un fenómeno completamente normalizado, la sobre saturación de ‘información’ vertida sin criterio ni ponderación resulta también una constante, así como la superación del constructo axiológico humano.

El giro axiológico y moral que este fenómeno advierte es apabullante, podemos ver cómo destazan a un individuo enfrente de una cámara y las reacciones esperadas podrían sorprender, así mismo, las reacciones serían distintas si el destazado fuese un pequeño cachorro, del mismo modo podremos presenciar una protesta en favor de alguna causa justa y enseguida un trend de Tik Tok transgrediendo las consignas que el anterior video defendía y lo que más paradójico resulta es que el segundo video tendrá más reacciones que el primero.

El fenómeno descrito anteriormente, ejemplifica de manera efectiva el planteamiento propuesto por Bauman en su obra Vidas Desperdiciadas, la cantidad de constitutivos morales, éticos y humanos que la sociedad contemporánea desecha para validarse son asombrosos, la ligereza y la liquidez son más que categorías académicas o sociales son fenómenos que afectan la convivencia y la preservación de las sociedades.

La simulación y la esquizofrenia morales constituyen el hilo conductor del modus vivendi del nuevo simbionte humanoide, representado vergonzosamente por n cantidad de influenceres que motivados por el espejismo meta real, pululan en las redes exhibiendo sus meta relatos como verdades escatológicas, que pregonan armonía interior, superación personal, sincronía universal, esperanza en las adversidades o cualquier cosa que necesiten decir para obtener interacciones o likes.

Ante una realidad que también ofrece un sin número de bondades, el reto radica en dimensionar justamente los alcances que esta meta realidad ofrece para nosotros, así como encontrar ‘la fórmula’ para reivindicar los valores que consolidan al ser humano íntegro y no al ‘Fofo Márquez’.

Abril del 2024

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Texto redactado por el profesor

 José Luis Hugo Flores Hermosillo.

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