El proyecto fue realizado en la materia Textos Literarios III, bajo la guía del profesor José de Jesús Chico Hernández, y se centra en la obra El agua envenenada de Fernando Benítez.

Cuatrimestre: Tercero
Docente a cargo: José de Jesús Chico Hernández
Tipo de proyecto: Análisis literario
Materia: Textos Literarios III
¿En serio todos han muerto?
Hace poco terminé de leer «El agua envenenada» de Fernando Benítez, una historia inspirada en hechos reales. Creo intuir a qué evento se refiere, pero dejaré ese tema para más adelante. Primero, quiero compartir un resumen de la obra y luego un análisis, para que la lectura sea clara y sin «revoltijos» estructurales. Durante el resumen, también incluiré algunas opiniones personales sobre los sucesos.
Resumen de la obra
La historia comienza con un padre celebrando una misa, donde adelanta el desenlace: todos morirán, y solo él sobrevivirá. Esto despierta mi curiosidad: ¿Por qué solo él se salvó? ¿Cómo lo logró?.
El pueblo en cuestión es Tajimaroa (un lugar ficticio, sin pavimentar y con mucha escasez). Tras la misa, el padre es interpelado por su superior, quien exige una explicación por la muerte de los feligreses (aunque no se menciona una cifra exacta).
El padre promete redactar una carta detallando los hechos, en esta carta, relata su infancia durante la revolución, donde desarrolló una fascinación por la guerra —como cualquier niño de su contexto, que solo veía al soldado como un héroe—. Tras la muerte de su padre y abuelo, su abuela lo llevó a un seminario, donde decidió convertirse en sacerdote: «Prefiero salvar a todos del infierno que arriesgarme a morir por unos pocos». También confiesa su humanidad, admirando la belleza física («la piel de la mujer, el cuello, los cachetes…»).
Años después, es asignado a Tajimaroa, donde comienza el clímax. La iglesia del pueblo —robusta, con soportes ocultos— parece una metáfora del sistema corrupto que gobierna el lugar. Allí conoce a Don Ulises, un cacique cuyo poder es absoluto: lo que ordena se cumple, y lo que rechaza, se elimina con métodos brutales.
Un episodio clave es la muerte de un joven enamorado. Su novia fue obligada a ser amante de Don Ulises bajo amenaza de muerte («Acepta. Mírame a mí: vivo odiando cada segundo por haber elegido el amor»). El joven, al enfrentar a los pistoleros de Ulises, termina herido de muerte.
Más adelante, un incendio forestal es apagado por el pueblo, y una empresa les otorga $20,000 pesos como recompensa. Sin embargo, el dinero es robado por el ayuntamiento (es decir, por Don Ulises). Esto desata la ira popular, y estudiantes de la capital organizan reuniones secretas para liberar al pueblo. Tras tomar el control, el padre advierte a Don Ulises: «El pueblo te odia. Quieren verte muerto o fuera».
La conversación entre ambos es filosóficamente intensa: un debate entre «el fin justifica los medios» y «hacer el bien sin mirar a quién». Poco después, un rumor envenena la situación literalmente: alguien grita que «el agua está envenenada» (culpando a Don Ulises). Aunque nunca se prueba, la excusa basta para que el pueblo lo asesine. En la confusión, el ejército masacra a todos los habitantes, y el padre se salva escondiéndose tras un tronco. Fin.
Análisis y opinión
Querido lector, sé que estás tan decepcionado como yo. El clímax prometía un mensaje épico —»los estudiantes aparecen con armas»—, pero terminó en un «todos murieron y ya», sin embargo, esto es lo genial del texto: rompe con la expectativa del final explosivo.
La obra es «viva» porque refleja la crudeza de lo cotidiano. No hay bombas ni heroísmos; Hay un padre que se esconde y un pueblo abandonado a su suerte. Como
humanos, esperamos grandiosidad, pero Benítez nos recuerda que lo importante suele estar en lo sencillo: el valor de un gesto, la belleza de lo ordinario (como cocinar o despertar cada mañana).
El padre golpeando a otro hombre, la corrupción implacable, la injusticia que se repite…
Todo esto hace que el texto resuene y no es un final feliz, pero es real.
Gracias por leerme (y por tolerar este análisis escrito por alguien que solo quiere
pasar la materia).